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miércoles, 29 de abril de 2015

DIDÁCTICA DE LAS MATEMÁTICAS - Jornada Tarde - Mayo



Didáctica de lo Procesal

El Colegio, los profesores, nuestros padres, la sociedad en su totalidad destaca la importancia del aprendizaje de las matemáticas, pero a su vez, son ellos quienes no pueden otorgar una motivación que prevalezca para que los alumnos y alumnas puedan familiarizarse y entender en su mayoría los conocimientos que esta asignatura imparte en las sala de clases.
Son las pruebas estandarizadas las que nos permite identificar información actualizada con respecto a esta área del conocimiento del currículum nacional, un ejemplo de esto, son los resultados SIMCE 2013, donde se expone que existe un aumento del nivel insuficiente en el aprendizaje matemático. Las estadísticas frente a este planteamiento son claras, éste nivel alcanzó un 36,7% el año 2012, teniendo un aumento en un año de 3,2%, llegando así a un aprendizaje insuficiente de un 39,9% correspondiente al año 2013, datos que no solo se evidencian en el nivel insuficiente de esta prueba, sino también en su nivel elemental y adecuado con respecto al aprendizaje de esta asignatura.
Si queremos analizar este aprendizaje a nivel internacional, solo tenemos que recalcar los antecedentes que entregó la Prueba TIMSS 2011 (Estudio Internacional de Tendencias en Matemáticas y Ciencias), donde Chile, al ser evaluado en los cursos 4° y 8° básico en la asignatura de Matemática, se encuentra en un cuadrante bajo el promedio internacional y en un puntaje bajo el centro de la escala con solo 462 puntos, ubicándose en un nivel bajo, según la tabulación de desempeño que establece ésta prueba.                 
Datos como los anteriormente señalados, nos llevan a dedicar varias hipótesis con respecto al bajo dominio de este contenido a nivel nacional e internacional. No obstante, surge una duda fundamental al revisar lo que se espera en la forma de evaluación de esta asignatura por parte del Ministerio de Educación, entidad que estipula en su página oficial, en el apartado de Matemática, que la evaluación del aprendizaje en esta asignatura en ningún caso es recomendable usar una exclusiva evaluación final, otorgando variadas sugerencias evaluativas formativas y calificativas para el dominio de este aprendizaje, argumentando a su vez, que ésta asignatura permitirá al educando desarrollar un pensamiento ordenado, crítico y autónomo.
 En relación a esto, puedo decir que, la Didáctica de lo Procesal o las técnicas evaluativas de proceso están completamente ausentes y olvidadas en las aulas de clase de nuestro país, en las cuales, los docentes que imparten ésta asignatura (en su mayoría) privilegian la evaluación final, el aprendizaje adquirido, el conocimiento explícito en el desarrollo escrito de una resolución de problemas antes que el evaluar lo que el alumno o alumna adquiere clase a clase en el desarrollo del contenido.
Es la Evaluación de Proceso, una orden ministerial explícita en las páginas oficiales del currículum, la que se olvida y no se le otorga el realce que merece, desmereciendo lo que el alumno pueda aprender y dominar un día cualquiera en una clase de matemática, siendo avasallado por la gran cantidad de contenidos evaluados a fin de cada mes, contenidos que lamentablemente el escolar no comprende y domina de manera adecuada, surgiendo la desmotivación, el desánimo, la poca atención al pizarrón lleno de ejercicios, de los cuales sólo importa su producto final y no lo que el alumno adquirió en una clase determinada, lo cual, lo hace su aprendizaje significativo, pero ausente al aprendizaje que el profesor establece como un dominio de la asignatura y un ser matemático.
Fue Moreno (1984), en sus apuntes de Cuaderno de Pedagogía quién propuso que la matemática tradicional se basaba en la repetición y memorización de resultados y operaciones, privilegiando el resultado por sobre el proceso. Situación que en ambientes motivacionales de nuestros alumnos toman una connotación al no querer el aprender matemáticas, al no identificarse cuando el profesor plantea problemas de la vida cotidiana, provocando uno de los índices en la baja adquisición de esta asignatura y sus contenidos. De esta forma se cataloga a un país entero con bajos porcentajes de iniciación, empoderamiento y éxito de las matemáticas, vinculando sus mayores fracasos a desarrollos cognitivos y sociales donde se sitúa el alumno o alumna por sus bajas calificaciones, situación que no cambiará mientras se siga privilegiando la evaluación final antes que la procesal.       



DIDÁCTICA DE LAS MATEMÁTICAS - Jornada Mañana - Mayo




Didáctica de lo Procesal


El Colegio, los profesores, nuestros padres, la sociedad en su totalidad destaca la importancia del aprendizaje de las matemáticas, pero a su vez, son ellos quienes no pueden otorgar una motivación que prevalezca para que los alumnos y alumnas puedan familiarizarse y entender en su mayoría los conocimientos que esta asignatura imparte en las sala de clases.
Son las pruebas estandarizadas las que nos permite identificar información actualizada con respecto a esta área del conocimiento del currículum nacional, un ejemplo de esto, son los resultados SIMCE 2013, donde se expone que existe un aumento del nivel insuficiente en el aprendizaje matemático. Las estadísticas frente a este planteamiento son claras, éste nivel alcanzó un 36,7% el año 2012, teniendo un aumento en un año de 3,2%, llegando así a un aprendizaje insuficiente de un 39,9% correspondiente al año 2013, datos que no solo se evidencian en el nivel insuficiente de esta prueba, sino también en su nivel elemental y adecuado con respecto al aprendizaje de esta asignatura.
Si queremos analizar este aprendizaje a nivel internacional, solo tenemos que recalcar los antecedentes que entregó la Prueba TIMSS 2011 (Estudio Internacional de Tendencias en Matemáticas y Ciencias), donde Chile, al ser evaluado en los cursos 4° y 8° básico en la asignatura de Matemática, se encuentra en un cuadrante bajo el promedio internacional y en un puntaje bajo el centro de la escala con solo 462 puntos, ubicándose en un nivel bajo, según la tabulación de desempeño que establece ésta prueba.                 
Datos como los anteriormente señalados, nos llevan a dedicar varias hipótesis con respecto al bajo dominio de este contenido a nivel nacional e internacional. No obstante, surge una duda fundamental al revisar lo que se espera en la forma de evaluación de esta asignatura por parte del Ministerio de Educación, entidad que estipula en su página oficial, en el apartado de Matemática, que la evaluación del aprendizaje en esta asignatura en ningún caso es recomendable usar una exclusiva evaluación final, otorgando variadas sugerencias evaluativas formativas y calificativas para el dominio de este aprendizaje, argumentando a su vez, que ésta asignatura permitirá al educando desarrollar un pensamiento ordenado, crítico y autónomo.
 En relación a esto, puedo decir que, la Didáctica de lo Procesal o las técnicas evaluativas de proceso están completamente ausentes y olvidadas en las aulas de clase de nuestro país, en las cuales, los docentes que imparten ésta asignatura (en su mayoría) privilegian la evaluación final, el aprendizaje adquirido, el conocimiento explícito en el desarrollo escrito de una resolución de problemas antes que el evaluar lo que el alumno o alumna adquiere clase a clase en el desarrollo del contenido.
Es la Evaluación de Proceso, una orden ministerial explícita en las páginas oficiales del currículum, la que se olvida y no se le otorga el realce que merece, desmereciendo lo que el alumno pueda aprender y dominar un día cualquiera en una clase de matemática, siendo avasallado por la gran cantidad de contenidos evaluados a fin de cada mes, contenidos que lamentablemente el escolar no comprende y domina de manera adecuada, surgiendo la desmotivación, el desánimo, la poca atención al pizarrón lleno de ejercicios, de los cuales sólo importa su producto final y no lo que el alumno adquirió en una clase determinada, lo cual, lo hace su aprendizaje significativo, pero ausente al aprendizaje que el profesor establece como un dominio de la asignatura y un ser matemático.
Fue Moreno (1984), en sus apuntes de Cuaderno de Pedagogía quién propuso que la matemática tradicional se basaba en la repetición y memorización de resultados y operaciones, privilegiando el resultado por sobre el proceso. Situación que en ambientes motivacionales de nuestros alumnos toman una connotación al no querer el aprender matemáticas, al no identificarse cuando el profesor plantea problemas de la vida cotidiana, provocando uno de los índices en la baja adquisición de esta asignatura y sus contenidos. De esta forma se cataloga a un país entero con bajos porcentajes de iniciación, empoderamiento y éxito de las matemáticas, vinculando sus mayores fracasos a desarrollos cognitivos y sociales donde se sitúa el alumno o alumna por sus bajas calificaciones, situación que no cambiará mientras se siga privilegiando la evaluación final antes que la procesal.       



SOCIEDAD, CULTURA Y EDUCACIÓN - Jornada Tarde - Mayo




Un Pensamiento llamado Escuela


Escuela, institución educativa encargada de todo el proceso enseñanza-aprendizaje de los niños, niñas y jóvenes que transitan en aquellas veredas pavimentadas de anhelos, sueños e idealizaciones en consolidación de valores, desarrollo intelectual, espiritual, ético, moral, físico y artístico. Anhelos, visiones y metas que se dispersan por un sinnúmero de eventos catalogados socialmente más importantes, los cuales, a lo largo de un año escolar varían en propósitos y argumentos, destacando entre ellos SIMCE y PSU, además de, celebraciones de aniversario, convivencia escolar, día del libro, en fin. Eventos de un día, que nos hacen creer que nos interesamos por la literatura o la armonía de pares, la competencia o el amor a la educación, eventos que, como acuñaría Edgar Morin, son sólo pertinente a un contexto global del cual no alcanzamos a darnos cuenta.
Ideales que años tras años, serán el organismo vivo de comentarios en titulares de periódicos, conversaciones familiares, entrevistas de domingo. Estos ideales no son los cimientos esenciales de la verdadera problemática visible y tangible en la Educación, cabe solo buscar en libros o en internet para darnos cuenta que la organización de la escuela, en su estructura y pensamiento no ha cambiado desde la Educación Prusiana, es decir, la ideología y forma de expresión que se mantenía en aquellos años es la misma que existe hoy en día, a saber: orden e intención hacia el pedagogo, método e idéntico propósito de gratuidad, una compleja misión en obligación, un temeroso y ambicioso modelo de lo público.
La Escuela, como la conocemos hoy ha sido la misma réplica desde 1814, donde el estándar de ver a un hombre racional y democrático, es sólo el pluralismo de lo falso, donde la intención fue y sigue siendo por parte del Estado quebrar los lazos paternos-filiales para que prevalezcan lazos políticos-filiales, bajo una enseñanza implícita de una idiosincrasia estatal. Siendo este, un ideal que nadie critica por desconocimiento o por falta de interés, una ceguera paradigmática de la educación que nadie habla.  
Morin (1999) explica que la Educación para ser entendida como tal, pasa de problemas y críticas a partir de nuestros saberes desunidos, divididos, y por otra parte, por dificultades disciplinarias, transversales y planetarias. Es aquí, en dificultades transversales y planetarias, donde desconocemos el contexto de lo que llamamos educación y por ende, del pensamiento planteado como escuela.
Es en sus inicios, tal cual como la conocemos hoy en día, la Educación en Escuelas ha querido consolidar tres aspectos: público, gratuito, obligatorio. Pero, ¿cuál fue la finalidad de esta visión?, ¿quiénes lideraron estas decisiones?, fueron hombres amantes de una visión nacionalista, en el que querían que el Estado gobernara en plenitud a todas las personas, como por ejemplo Johann Fitche (pensador de la educación prusiana), pretendía que el estado a través de la educación, moldeara a cada persona para que no pueda querer o desear otra cosa distinta a la que el estado estableciera como legítimo.
Doscientos años después, esta situación no es tan lejana al pensamiento que en las escuelas se imparte, donde nos enseñan y educan a no ir en contra de lo impuesto por el estado, a modo más contextualizado, nos educan para no ir en contra de las directrices de reglamentos y normas de los colegios donde estudiamos, ya que, cualquier acto de discrepancia por parte de los alumnos, profesores o actores educacionales con una forma de pensamiento diferente, es catalogado como rebeldía o inmadurez por no aceptar lo “bueno e ideal” que propone la autoridad vertical, y en ocasiones, este modo de pensar distinto a lo establecido es sancionado de forma punitiva y no formativa.
Son los lazos paternos-filiales, los cuales, se ven amenazados, definiendo este concepto como una relación entre la propia persona y lo que llama paternidad, pudiendo ser familia o una ideología, todo lo que conlleve al individuo a identificar algo como propio en un sentido de pertenencia al cual intente proteger. Freire (1965), en su libro, La Educación como práctica de la libertad, ya planteaba que ésta solo doméstica al hombre, siendo su única posibilidad de liberación una reflexión de un tiempo y espacio en evaluación.  Tiempo y espacio, desconocido por todos nosotros, tal como establece el contexto Morin (1999) – definiendo éste como un campo donde la información y elemento deben tener sentido – en su conocimiento pertinente acerca de la Educación, hace prevalecer nuestro desconocimiento de las informaciones básicas para cambiar paradigmas, destacando una vez más que el Estado a través de un pensamiento llamado escuela, hace prevalecer los lazos políticos-filiales antes que los paterno-filiales


SOCIEDAD, CULTURA Y EDUCACIÓN - Jornada Mañana - Mayo




Un Pensamiento llamado Escuela


Escuela, institución educativa encargada de todo el proceso enseñanza-aprendizaje de los niños, niñas y jóvenes que transitan en aquellas veredas pavimentadas de anhelos, sueños e idealizaciones en consolidación de valores, desarrollo intelectual, espiritual, ético, moral, físico y artístico. Anhelos, visiones y metas que se dispersan por un sinnúmero de eventos catalogados socialmente más importantes, los cuales, a lo largo de un año escolar varían en propósitos y argumentos, destacando entre ellos SIMCE y PSU, además de, celebraciones de aniversario, convivencia escolar, día del libro, en fin. Eventos de un día, que nos hacen creer que nos interesamos por la literatura o la armonía de pares, la competencia o el amor a la educación, eventos que, como acuñaría Edgar Morin, son sólo pertinente a un contexto global del cual no alcanzamos a darnos cuenta.
Ideales que años tras años, serán el organismo vivo de comentarios en titulares de periódicos, conversaciones familiares, entrevistas de domingo. Estos ideales no son los cimientos esenciales de la verdadera problemática visible y tangible en la Educación, cabe solo buscar en libros o en internet para darnos cuenta que la organización de la escuela, en su estructura y pensamiento no ha cambiado desde la Educación Prusiana, es decir, la ideología y forma de expresión que se mantenía en aquellos años es la misma que existe hoy en día, a saber: orden e intención hacia el pedagogo, método e idéntico propósito de gratuidad, una compleja misión en obligación, un temeroso y ambicioso modelo de lo público.
La Escuela, como la conocemos hoy ha sido la misma réplica desde 1814, donde el estándar de ver a un hombre racional y democrático, es sólo el pluralismo de lo falso, donde la intención fue y sigue siendo por parte del Estado quebrar los lazos paternos-filiales para que prevalezcan lazos políticos-filiales, bajo una enseñanza implícita de una idiosincrasia estatal. Siendo este, un ideal que nadie critica por desconocimiento o por falta de interés, una ceguera paradigmática de la educación que nadie habla.  
Morin (1999) explica que la Educación para ser entendida como tal, pasa de problemas y críticas a partir de nuestros saberes desunidos, divididos, y por otra parte, por dificultades disciplinarias, transversales y planetarias. Es aquí, en dificultades transversales y planetarias, donde desconocemos el contexto de lo que llamamos educación y por ende, del pensamiento planteado como escuela.
Es en sus inicios, tal cual como la conocemos hoy en día, la Educación en Escuelas ha querido consolidar tres aspectos: público, gratuito, obligatorio. Pero, ¿cuál fue la finalidad de esta visión?, ¿quiénes lideraron estas decisiones?, fueron hombres amantes de una visión nacionalista, en el que querían que el Estado gobernara en plenitud a todas las personas, como por ejemplo Johann Fitche (pensador de la educación prusiana), pretendía que el estado a través de la educación, moldeara a cada persona para que no pueda querer o desear otra cosa distinta a la que el estado estableciera como legítimo.
Doscientos años después, esta situación no es tan lejana al pensamiento que en las escuelas se imparte, donde nos enseñan y educan a no ir en contra de lo impuesto por el estado, a modo más contextualizado, nos educan para no ir en contra de las directrices de reglamentos y normas de los colegios donde estudiamos, ya que, cualquier acto de discrepancia por parte de los alumnos, profesores o actores educacionales con una forma de pensamiento diferente, es catalogado como rebeldía o inmadurez por no aceptar lo “bueno e ideal” que propone la autoridad vertical, y en ocasiones, este modo de pensar distinto a lo establecido es sancionado de forma punitiva y no formativa.
Son los lazos paternos-filiales, los cuales, se ven amenazados, definiendo este concepto como una relación entre la propia persona y lo que llama paternidad, pudiendo ser familia o una ideología, todo lo que conlleve al individuo a identificar algo como propio en un sentido de pertenencia al cual intente proteger. Freire (1965), en su libro, La Educación como práctica de la libertad, ya planteaba que ésta solo doméstica al hombre, siendo su única posibilidad de liberación una reflexión de un tiempo y espacio en evaluación.  Tiempo y espacio, desconocido por todos nosotros, tal como establece el contexto Morin (1999) – definiendo éste como un campo donde la información y elemento deben tener sentido – en su conocimiento pertinente acerca de la Educación, hace prevalecer nuestro desconocimiento de las informaciones básicas para cambiar paradigmas, destacando una vez más que el Estado a través de un pensamiento llamado escuela, hace prevalecer los lazos políticos-filiales antes que los paterno-filiales